EXCEPTIONNELLE PAIRE DE JUMELLES DE THÉÂTRE AU CHIFFRE DE L'IMPÉRATRICE MARIE-LOUISE, DUCHESSE DE PARME. - Par de prismáticos o gafas de teatro, firmados "Lemière, breveté du Roi, Palais royal n°6", en estuche original.
Prismáticos de latón dorado recubiertos de concha de tortuga decorada con una semi de estrellas de oro rosa alternadas con puntos de nácar, mango plegado de concha de tortuga con las mismas incrustaciones de estrellas de oro y nácar blanco; firma en el anillo ocular, numeración "73" en la garganta.
Con su estuche siguiendo la forma de los prismáticos, en marroquinería roja decorada con una decoración dorada que representa una escena teatral con telones laterales y un conjunto de bailarinas sosteniendo una guirnalda de flores y plantas en flor, sobre un fondo semicircular de estrellas doradas, el número "ML" en rocailles coronado por una corona imperial dorada en la tapa superior, bisagra y botón de presión de latón dorado, interior de fieltro y seda carmesí.
Hacia 1825.
11,2 x 4,1 cm y 6,1 cm desplegado.
Procedencia
Emperatriz María Luisa, duquesa de Parma (estuche con su numeral).
Colección Rothschild
Historia
Los prismáticos de teatro, un instrumento de lujo
En el siglo XIX, los prismáticos de teatro eran sin duda el accesorio de moda imprescindible que la gente llevaba consigo al teatro o a la ópera, para corregir la mala vista pero sobre todo para poder observar con detalle a los bailarines o actores que actuaban en escena. Fue durante el Siglo de las Luces, cuando se desarrolló especialmente el arte de la ópera, cuando hizo su aparición el catalejo; era entonces un objeto mundano, ricamente decorado y adornado con materiales preciosos, y lo suministraban tanto ópticos de renombre como orfebres.
El desarrollo de las casas ópticas bajo el Imperio
Con las guerras de la Revolución y del Imperio, los instrumentos ópticos ganaron en precisión pero siguieron siendo un artículo de lujo. Napoleón recurrió principalmente a Noël-Jean Lerebours (1762-1840), el primer óptico francés que compitió con los ingleses en este campo, premiado en el Salón de 1806 por sus catalejos, telescopios y otros instrumentos ópticos. En su Catalogue et prix des instruments d'optique, de physique, etc., encontramos, además de catalejos de campaña, modelos con lentes más pequeñas destinados al uso civil. La empresa Lerebours se jactaba de estar detrás de su fabricación, llamándolos "catalejos Lerebours". El mantenimiento diario de los instrumentos ópticos del Emperador se confiaba a un hombre de su confianza, como su mameluco Roustam, formado para esta tarea por el propio Lerebours, que en 1805 escribió Instructions sur la manière de nettoyer les verres des lunettes (Instrucciones sobre cómo limpiar las lentes de las gafas). El óptico Chevallier, antiguo proveedor de la Corte de Versalles, y el orfebre Bapst figuraban entre los proveedores de la casa del Emperador.
La emperatriz María Luisa asistía a los espectáculos al menos dos veces por semana, y también era una gran amante de estos catalejos, que a veces regalaba a su círculo íntimo de amistades.
Lemière, inventor de los prismáticos de teatro
Aunque los catalejos alcanzaron su máxima popularidad bajo el Primer Imperio, fueron sustituidos por los prismáticos de teatro bajo Carlos X. El óptico Lemière, que tenía una tienda en el Palais Royal, parece haber sido el primero en desarrollar los prismáticos de doble brazo, insertando un mecanismo entre los dos brazos para ajustar la visión. En 1818, Lemière ya ofrecía varios instrumentos curiosos, como lorgnettes de teatro de cristal facetado y lorgnettes en forma de reloj ya equipadas con un mecanismo. Ya en 1823, disputa este invento con su colega Bautain, antes de registrar su patente en 1825 y conservar el monopolio de la comercialización de prismáticos de teatro durante varios años más. Poco antes de 1830, varios litigios importantes con los fabricantes de gafas Derepas y Siegler le hicieron perder la exclusividad de este invento, al tiempo que daban gran publicidad entre los aficionados al teatro y a la ópera.
María Luisa, mecenas de las artes
Convertida en duquesa de Parma tras la caída del Imperio en marzo de 1816, María Luisa mantuvo su papel de mecenas de las artes y del espectáculo durante todo su reinado. Especialmente aficionada a la música, hizo reformar el Teatro Farnesio y construir el teatro ducal de Parma, hoy Teatro Regio, a partir de 1821 y hasta 1829. Al mismo tiempo, en la década de 1820, creó el Conservatorio de Parma y apoyó a jóvenes compositores, entre los que Bellini, Toscanini y Verdi se distinguieron en su Corte.
Las cuentas de la casa real muestran que la duquesa seguía apegada al lujo francés que había apoyado bajo el Imperio, y continuaba recurriendo regularmente a los proveedores de la capital. No cabe duda de que fue leyendo el Journal des Dames y
Valorac. 3.000 - 5.000 EUR